martes, 13 de octubre de 2015

DESNATURALIZACION


Cuanto más miras un objeto, más abstracto se vuelve, e irónicamente, más real. ¿Qué le pido al arte ? Que sorprenda, que perturbe, que seduzca, que convenza.   

                                                                                                                                                                   Lucian Freud

Dólmenes y mehires
Estas rocas inmensas (atribuidas generalmente a rituales funerarios o a cuestiones cósmicas y ubicados en zonas del planeta especificas) me resultaron, desde siempre, misteriosas y conmovedoras.
Después de observarlas por horas, analizarlas y dibujarlas incansablemente comprendí, recién entonces, que el estudio naturalista de las formas no era lo que me interesaba. Buscaba asir su esencia, su fuerza interna, la historia transcurrida grabada en su material.
Allí comienza, como la he denominado, “La Máquina de Desnaturalizar”. La precisión obsesiva del trazo, la económica y concienzuda manera de utilizar los medios y los elementos pictóricos me transforman, a mi, en esa maquina que desnaturaliza. Un proceso, mas bien un ritual, de modificación.
Los megalitos continúan siendo el referente, pero al necesitar el contacto directo con el material, escojo rocas (pequeñas medianas y grandes) las cuales puedo manipular.
Comienzo con un simple conjunto de piedras. Las dispongo conformando una estructura y comienzo a dibujarlas, intentando despojarlas, de a poco, de su carga natural y orgánica.
Algunos de los miles de dibujos que de allí salen se transforman en el basamento para una posterior pintura.
Las piedras como objeto pierden mi interés, el deleite ahora es la poética de las formas y el color.

En este momento no hay lecturas subyacentes, no hay relatos absurdos que compitan con la contundencia de la forma. La tela en su estado natural, en su versión mas sincera. Solo el material crudo e inerte.
Las lecturas pretenciosas mueren junto con la evocación tediosa y le dan paso a expresión netamente pictórica.
El cuadro se conforma como tal y no como una ventana a otros mundos. No quiere discursos ni diatribas, no quiere mas engaños. El pasado, el presente y el futuro se fusionan en una sola imagen.
Las desnudo, las despojo de sus componentes pueriles y las transformo en eternas, geométricas e ideales
La figura abstracta, que sin su carga orgánica no se degenera ni muere, ya no esta supeditada al devenir y queda para la eternidad idealmente perfecta fuera de la comprensión humana y del mundo en el que todo cambia.
La obra tan presente, tan pretérita, tan futura.

Ahora no estoy pintando una piedra, sino todas las piedras.
No estoy adentrándome en una historia, sino en todas las historias.
No pinto cualquier túmulo, cualquier tumba. Pinto la mía.

Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen para los Inmortales.”                           
                                                                                                                                                                   
El inmortal. Jorge Luis Borges